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¿ENFRENTANDO EL CAMBIO ORGANIZACIONAL A CIEGAS?

Por: Carol Marcela Cubillos
Especialista en Gerencia en Gestión Humana y Desarrollo Organizacional

El hombre vive a diario numerosos retos, los cuales puede asumir de diversas maneras y si estos se producen en momentos de crisis, puede levantarse y obtener mejores resultados o desfallecer en el intento.

Una de las vías por las cuales el hombre opta más frecuentemente es el huir de los problemas (efectos de evitación), debido a que el temor a sentirse incapaz de resolver determinadas situaciones, le hace sentir inseguridad, llevándolo a no tomar las decisiones acertadas en el momento oportuno.

Cada instante que acontece es un nuevo descubrir, una nueva sensación, una nueva experiencia y sobretodo una nueva oportunidad, pero en muchas ocasiones el temor se convierte en el mayor obstáculo interno que impide que estas no se transformen en realidad. Porque, si bien es cierto, como lo afirma Séneca: " No nos falta valor para emprender ciertas cosas porque son difíciles, sino que son difíciles porque nos falta valor para emprenderlas"

El valor y el temor son fuerzas tan poderosas que van de la mano en todas las situaciones y experiencias humanas, ya que cuando el temor aparece se requiere del valor para contrarrestarlo e inevitablemente el pasar de una situación a la otra frente a las adversidades de la vida, genera momentos de cambio. Y es el cambio uno de los aspectos a los que más le teme el ser humano y al que se ve abocado a diario.

El cambio, como es descrito en los capítulos analizados en "¿Quien se ha llevado mi queso?" y en "Lo fundamental y lo más efectivo acerca del cambio", ocurre y está en continuo movimiento y se va anunciando de diferentes maneras para que podamos tomar precauciones y adaptarnos de la forma menos traumática para nuestras vidas. Lo que sucede también y más frecuentemente es que no ponemos atención a estas señales, poniéndonos en desventaja cuando el cambio es avasallador y no da espera a nuestro tiempo.

También es cierto, que el cambio no puede generarse de otra fuente que no sea el interior de cada individuo y depende de la actitud mental que el mismo sujeto desarrolle dadas las experiencias, vivencias, enseñanzas que obtenga de si mismo y su entorno. Las diversas circunstancias que vemos y a las que nos enfrentamos nos muestran que tenemos una tendencia innata hacia lo negativo, hacia la fatalidad.

Un ejemplo claro de esto en las empresas es que cuando nuestro jefe nos cita a una reunión, creeremos que será para algún regaño debido a una acción equivocada. Hablando de nuestra familia si nos llaman urgente de la casa pensamos que algo grave ocurrió y si miramos más cerca, si tenemos la oportunidad de expresar nuestras inquietudes y opiniones en público, aseguramos que otros se burlarán o que no tiene importancia y podríamos enumerar un sinnúmero de actitudes y pensamientos similares a éstos .

Ya que el cambio aparece sorprendentemente y no nos encontramos preparados para asumirlo, viene la pregunta: Como prepararnos y anticiparnos a éste?

Actualmente ocurren muchas situaciones que a la vista no tienen sentido para nosotros y de pronto la vida gira, dando un vuelco trascendental, a veces en las peores circunstancias o simplemente en un momento que nos augura algo increíblemente nuevo.

Esperamos que todo sea felicidad y por eso cuando vienen las sorpresas, no tan agradables para nosotros, nos cuesta trabajo adaptarnos, ya que no los aceptamos y nos resistimos tanto a esas realidades, que terminamos haciendo que persistan o peor aún las complicamos muchísimo más sin obtener nada bueno.

Si pretendemos alcanzar ese éxito tan anhelado en todas las esferas de nuestra vida debemos aceptar lo que suceda, aprender de ello, y dejarlo proceder, eso quiere decir adaptarnos al cambio con rapidez.

Muy a menudo, al tener una relación de pareja, al establecer lazos de amistad con otros, al compartir tantas experiencias con personas muy cercana; cuando éstas deciden alejarse, mirar otros horizontes o establecer otros proyectos que necesariamente demandan un cambio, nos desajustamos al no contar con esto por los vínculos establecidos o simplemente por costumbre.

Igualmente cuando culminamos nuestra carrera profesional, suele suceder que tenemos tantas expectativas de trabajo en ciertas áreas, devengando ciertos salarios, nos damos cuenta que la demanda se está dando en otros campos y no con la remuneración esperada.

Y a nivel de empresa no nos quedamos atrás, llegamos con nuevas ideas y propuestas , damos lo mejor, pero nos desgastamos intentando que nuestros jefes confíen en nosotros, gratifiquen los esfuerzos y en vez de esto, encontramos más exigencia y más responsabilidades.

Aunque para algunos no es tan fácil adaptarse a situaciones como éstas, casi siempre terminan haciéndolo, ya sea por resignación o por la necesidad de encajar en el entorno.

Pero que pasa con aquellos que nunca lo logran?, será problema de otros, del entorno o de si mismos?

Cuando nos adueñamos, nos apersonamos de las situaciones y somos realistas, al saber que en éste largo camino que falta por recorrer, siempre van a ver muchos cambios. El ser concientes de esto, pensando de manera positiva y optimista nos ayudará bastante.

Además de todo esto es importante recordar que: “los tiempos cambian y nosotros cambiamos con ellos”.

En la sociedad evidenciamos cambios en el quehacer político y económico, avances tecnológicos, en la información y conocimiento como fuerza de poder, en el desplazamiento en los roles familiares , en las estructuras y objetivos organizacionales y en general se puede observar un ritmo de vida, mucho más acelerado; lo que conlleva a que el hombre vaya a la par del medio y sus expectativas, siendo Autogestionador de múltiples procesos y automotivador.

A nivel de empresa él se compromete consigo mismo y con los valores corporativos de la empresa, generándose nuevas tecnologías de gestión, las cuales se aplican actualmente en muchas organizaciones de acuerdo a sus necesidades.

Para nosotros como seres humanos, nos es más difícil, adaptarnos principalmente la los valores, normas, creencias, y comportamientos de los diferentes medios en los que nos movemos, ya que siempre se van a necesitar acciones coordinadas en la familia, al tomar decisiones, en el mismo gremio de acuerdo a su filosofía y en las empresas ya que es indispensable el trabajo en equipo para establecerlos(as), ya que son un fundamento tan sólido, que deben permanecer firmes ante cualquier tempestad.

Por todo esto debemos cuestionarnos, si realmente la actitud ante el cambio realmente es de acomodación o adaptación?

Al analizar todo lo descrito anteriormente, podemos pensar que el disfrutar del cambio, puede ser la clave para adaptarnos a un mundo en constante cambio, pero ese disfrutar también debe darse en el éxito y en el fracaso, ya que: “Fracasar es la oportunidad de comenzar de nuevo con más inteligencia” (Henry Ford).

Existen formas más constructivas que se puedan utilizar con resultados negativos para alcanzar lo deseado y para hacer esto realidad, el primer paso es ser agradecido porque la vida esta dando señales de alerta, esta enseñándonos para que luego enseñemos a otros y compartamos éstas experiencias y si desfallecemos algunas veces, también tenemos la oportunidad de levantarnos con mayores herramientas y estrategias hallando la solución correcta.

Ejemplo de esto es la fábula analizada en la cual el temor de los hombres liliputienses, les hizo perder oportunidades, además de rendirse después de algunos intentos , sin embargo uno de ellos saco ventaja de estos “fracasos” y busco los medios para alcanzar la meta anhelada, su Queso, mientras otros se queda estancado y a punto de morir.

“Algunos creen que el aferrarnos es lo que nos hace fuertes, pero a veces, la clave esta en soltarnos” (Sylvia Robinson), lo cual hace alusión que este último hombrecillo que se aferró tanto al sitio donde se encontraba y no hizo nada en absoluto por salir avante, que finalmente quedó completamente débil y dejo que su barco se hundiera .

Pero que tal si tomamos como ejemplo los otros personajes de la historia, los ratones, quienes utilizaron sus “fuerzas impulsoras”, para generar inquietud, transformación y proyección hacia el cambio llegando a la meta.

Recordemos que si nos soltamos y aventuramos, podremos explorar que hay más allá. Muy seguramente al mirar hacia atrás después de haber dado ese gran paso, nos reiremós, al darnos cuenta que era muy sencillo después de todo.

Si pensamos de manera positiva y vencemos el temor a enfrentar lo desconocido, nuestra actitud mental siempre será optimista y actuaremos tomando todos los riesgos necesarios frente al cambio.

“El pensamiento es el alma de los actos,
las ideas determinan las decisiones
y éstas determinan las actuaciones”.

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